domingo, 11 de marzo de 2007

Y llevas el caño a tu sien, apretando bien las muelas


Quizás la filosofía se plantee el suicidio, como el desafío que el mismo hombre le hace a las leyes de la naturaleza. Entenderlo como un duelo que ocurre en la naturaleza interna de un único hombre, para mí es mucho más difícil. Ahora, imaginarlo como el cese de la gran guerra entre el hombre y su mundo, tiene un poco más de coherencia, si es que la guerra no parte desde el mismo mundo hacia el mismo hombre. Entonces me pregunto, ¿quién da la primera patada? ¿el mundo, mi mundo, yo?

Me pasa que puedo encontrar el mismo sabor en algunos “y sí” o en los “por qué no”. Ejemplo: adelantar, al devenir no más, en una carretera. O quizás cuando la aguja del velocímetro empieza a ganarle a la del reloj y con sólo forzar un mili centímetro el manubrio para un lado, el auto se podría empezar a comer las aceras, los semáforos, a las personas. Es la misma sensación de perder la razón, por un segundo, y saltar a la pista del vagón segundos antes de que llegue el metro. O cruzar corriendo la Alameda apenas den roja para peatones. O quién sabe, llevarse el caño a la sien, apretando bien las muelas, cerrando los ojos para ver todo el mar en primavera.

Nunca he tenido un arma en las manos. Tampoco he sido muy seguidora de las noticias sensacionalistas, esas que sólo dan para hablar de tiroteos y enfrentamientos de arma a arma en distintos lugares. Me cuesta entender que alguien las hubiese inventado conociendo cómo funciona la mente, a sangre fría, del hombre. Que anden por ahí de mano en mano, con la licencia de quitar la vida al que le toque perderla así.
Pero entonces pienso en todos aquellos en que han pensado ganarse la vida, la otra vida, de la misma forma. Porque mientras escucho Viernes 3AM, de Charly García, me puedo imaginar perfectamente el caño, el tubo del arma heladísimo, en la sien. Puedo sentir los párpados apretados, puedo empezar a sentir qué hay por debajo del pelo de mi cabeza. Me imagino primero el armazón óseo del cráneo, luego el cerebro por dentro, el ruido de mis órganos por dentro, el viaje, a la velocidad de la luz, de mi sangre. Entonces puedo suponer la gran erupción de sangre que va a ocurrir después de que presione el gatillo. Entonces puedo sentir el corazón enloquecido. Sus latidos rompiendo mi pecho por dentro. Las muelas apretadas, la respiración agitada. El sudor helado abatiéndose por mi espalda. Las palmas de mis manos mojadas. Y entonces…el mar en primavera. Ahora, me pregunto, qué, qué hay antes del mar en primavera en la cabeza de los que no pueden más aquí en la tierra, de los que deciden hacerlo, de los que deciden irse. Porque el acto es consciente, existe el arma, existe el gatillo, existe el movimiento del dedo y entonces: ya no estás, dejas de ser.
Además estoy segura de que existe un razonamiento preambular antes de oprimir el arma en la cabeza. Quizás existe el consuelo de que no voy a apretarlo, de que todo es parte de un delirio esporádico, de un delirio del que en algún momento despertaremos, de que el impulso se puede controlar, de que aún no es tarde para arrepentirse. Y entonces, ya no hay más rodeos y me tiro. Me tiro al vacío sin fin. Al vacío que no sé donde me llevará pero que, sin duda, va a ser mejor que esto. Porque cuál si no es a lo máximo que un hombre desesperado podría aspirar. Al propio blanco. A la propia vida. Al ser que para mi es el más infranqueable de todos. Al único que en un descontrol no puedo controlar. A mi mismo. Claro, es la solución más fácil y rápida a todos los problemas, muchos dirán. Villegas habla de que el suicidio podría considerarse un asesinato a la sociedad. Y tiene sentido. Porque en el momento en el que alguien se mata, los de esta otra orilla, cargan con la fractura en la sociedad. Claro, porque el suicida decidió morir para encontrar su felicidad. Porque tuvo fe en el más allá. En ese más allá que nadie sabe qué le deparará. Sí, porque los únicos que tienen que vestir de negro después, que tienen que vivir el luto, que tienen que cargar con el peso de su inesperada partida, que tienen que preguntarse por qué, por qué no haber actuado a tiempo, por qué no haber movido un poco las piezas del jueguito que el destino ha preparado para algunos, todos ellos son los que se quedan, los que nos quedamos a esta orilla.

Creo que es la mejor prueba para afirmar que sí, que sí hay vacíos hediondos y sucios, bajo el piso estructural sobre el que muchos, hoy día, siembran sus idealismos, haciendo vista gorda de todos esos que buscan el mar en primavera. Huecos quizás sin eco, silenciosos, vacíos en donde falta un poquito de ventilación. Bastaría pensar que el mar no sólo se puede ver en primavera y que como diría Albert Camus, juzgar si la vida vale o no la pena vivirla, sería respondernos a la pregunta fundamental de la filosofía, sería encontrar la verdad más verdadera de todas.

8 comentarios:

Sebastián Lehuedé dijo...

Puta el post la raja. Demasiado bueno, en serio. A la altura de los posts (yo le digo post a los artículos y columnas) de Carla Cordua o Gonzalo Saavedra.
Yo siempre he sido demasiado subjetivo en el tema del suicidio. Nunca he podido decidir si es en sí mismo un acto cobarde o valiente. Las razones todos las conocen: cobarde porque querámoslo o no es huir, valiente porque es huir sin destino, sin saber qué esperar.
Me gusta creer que el suicidio de Salvador Allende es cobarde, pero el de Hemingway valiente ("El suicidio importa una vida de soledad"). O preguntas como: te advierten que no puedes fumar porque puedes morir, y lo haces de todas formas, ¿te estás suicidando?





Puta el tema interesante, la cagó. Probablemente podríamos tomarlo para algún documental después del que vamos a hacer sobre el sueño.

Pájaro Navegante dijo...

No estoy segura de que un suicidio sea interpretable. Hay demasiado por saber acerca de la mente humana ajena. A veces ni siquiera logro explicar mis propios razonamientos o impulsos.

Porque entonces podría decir, ocupando un ejemplo burdo, que el intento de suicidio de Britney Spears es demasiado valiente, porque lo tiene todo (como tú dijiste de Hemingway) Es una estrella y está en la cima de su carrera.

Quizás podría creer en la LOCURA como una enfermedad, esa q te hace caer en delirios que, en momentos inesperados, te pueden quitar/dar la vida que tanto deseas.

p.d. Son recién las 3.55 pm y nada, todo súper rico.

Cronopia dijo...

Yo creo que es demasiado fácil ponerse de este lado de la acera. Todos podemos imaginar qué sentiríamos si perdieramos a un ser querido, si tuvieramos que hacer el luto y todo eso.
No es tan fácil mirando desde esa óptica, suponer si quiera, qué es lo que pasa por la cabeza de alguien que se suicida.
No sé si se califique en actos de valentía o cobardía, más bien de desesperación.
De no poder lidiar con la vida o simplemente no querer hacerlo, que es un sentimiento bastante fuerte.
Hay veces en que ni siquiera piensas en algo cuando tienes el metal en la sien.


Pasé, viste?

Anónimo dijo...

Creo que no vale la pena tratar de enrolar bajo algún tipo de calificativo al acto de quitarse la vida. Pienso que quien lo comete no sabe nada de lo que pasa en el mundo que lo rodea, no le interesa saber si lo tildarán de valiente o cobarde, de egoísta o egocéntrico y quien sabe que otras cosas.
Entonces, si esa persona no se preocupa de lo que opinamos, para qué perder tiempo tratando de encontrar una respuesta a la cual, por lo menos nosotros, no llegaremos????
Siento que más que cobardía o valentía, es un acto irracional e inconsciente. Dudo mucho que un suicida piensa que su madre, su familia y el resto de la tropa que tiene a su alrededor va a sufrir, va a tener que vestir de negro y pasar por todos esos ritos extraños. ¿O no?
Bueno, les dejo la inquietud.
Saludos.
Murita, mil besossssss!!!!

patricio dijo...

saludos, estaba buscando la letra del tema de seru giran y termine en este blog, me puse a leerlo,y como es naturaleza del hombre no puedo abstenerme de opinar. No creo que el suicido se pueda clasificar, no se puede saber el motivo de una persona que se suicido. Esto es por que no podemos estar en su mente, en ese instante ni tampoco podemos preguntarle despues.Pero tampoco podemos dejar de buscar una explicación que describa aunque sea un solo aspecto de cada caso. Creo que muchos suicidios serían en busca de respuestas,cada persona a punto de suicidarse tiene una pregunta que en la vida no puede responder. Algunos buscaran la respuesta de la existencia, otros el camino a la felicidad, quizas también resolver la incognita sobre que hay después de la vida (pero siempre sabiendo que hay algo),otros querrán conocer la libertad... se me ocurren muchas preguntas que cada persona se puede hacer.
Estas preguntas son el fondo que casi no se perciben entre otros motivos mas superficiales y simples, como dinero, amor, altruismo, etc. Pero creo, y es imposible saberlo o por lo menos contarlo que lo que lleva al fin de la vida por propia voluntad es la busqueda de una respuesta.
Conozco esos momentos de los que hablás, como esos impulsos, pero no creo posible saber si pueden terminar en un final cierto, o son solo impulsos que nunca terminan en nada.
Me gustó mucho tu blog, espero respuestas y muchas críticas de mi comentario. saludos

Anónimo dijo...

Charly hablaba de que los que no pueden más se van.....ese "no poder más" es para mi la clave y sin pretender clasificar el suicidio creo que es una solución a no poder cargar más con el sentido que hemos desarrollado de nuestra vida (o también el sinsentido). Una visión también muy profunda del tema de corte "más conductual" podría decirse, la tiene Fito Páez en su tema "En la cuerda floja", el habla del suicida como el "héroe cobarde"..al menos.

Alejandro
gomezm.la@gmail.com

Bronsky dijo...

Que gran post.
Que gran rola.
Que gran frase.

Estaba buscando por la red la letras de la canción porque pensaba escribir algo acerca de ella. Iba a escribir una historia, un cuento (biografía de mi alter ego... en verdad lo quería matar y lo haría llevando el caño a su sien... ya no más, solo el mar en primavera). Despues de ver este post me da pena incluso contarte lo que iba a hacer.

Saludos y buena suerte.


Pd: Espero agarrarme las pelotas y aventarme a hacerlo. Insisto, que fino post!!

Esque, no mames, el final de Camus no tuvo madre.

vanina.a.vera@hotmail.com - VANINA : dijo...

yo ando con la idea de suicidarme y creo que en cualqier momento,en cualquiera cuando tome coraje y cierre los ojos apretando bien las muelas,la aplico nomás.
Y es de verdad,solo espero el momento.