domingo, 18 de marzo de 2007

Uno, dos, tres, cuatro, siéntalos, siéntalos

¿Si es que me castañean cuando como? pero claro, pero no sólo cuando como, cuando me quedo callado también incluso, suenan solos, rechinan así como agudo, mire, ¿escucha?, ¿sí?, pero eso no es lo peor, mire tóqueme la pera, ¿la siente?, no, pero tóquela bien, así, para abajo, eso, así mismo, ¿ve como tengo salido?, delgadita se me puso la piel, ¿cómo?, ¿qué dice?, no, no es de ahora, uno no se da cuenta y ya aparecen todos los años metiéndose por debajo de la piel, rasguñándola por dentro, en la piel de las manos, míreme, llenos de manchas cafés, todos larguiruchos los dedos, no sé de adonde me salieron tanto lunares si cuando yo era jovencito, un chiquillo, igual que usted, nada, nada de venas hinchadas por encima de mis manos, míreme las palmas, amarillentas si hasta más amarillas que los postizos, y nada de varices, no si no se las muestro a nadie, cuando yo era un chiquillo nada de tirones en la espalda, en los brazos, mire como se me cae la piel, parezco murciélago, no si yo era igual que usted, pero usted sabe, uno ni se da cuenta y el tiempo se pasea por todos lados, tengo piel de cebolla, flaquita y flácida como un chicle. Mire, lleno de pelos, en la nariz, en las orejas, sí, me los corto, con una tijera, sí, con lentes me los corto, sino quizás qué me corto, y uno ni se da cuenta y ya tiene los pelos blancos, todos los pelos blancos, y lunares carnosos, no, no me molestan, hay que acostumbrarse, si yo me acuerdo esas veces en que no podía estar un segundo tranquilo, por el tiempo, si es que se me iba de las manos el tiempo, se me iba, y ahora, lo tengo aquí mire, aquí en la palma de mis manos, mire, cuántos segundos han pasado, cuántos segundos, mire contemos los segundos, uno, dos, tres, cuatro, ¿los siente?, ¿siente como se pasean entre mis dedos?, ¿los siente?, es como si con el tiempo, el tiempo se olvidara de nosotros, es como si uno tuviera que aprender de eso en la vida, a ganarse su respeto, a aprender a aprehenderlo, es difícil, claro que es difícil. No, no es cosa de entenderlo y así metérselo en los bolsillos no más, de buenas a primeras, no, no, hay cosas que hay que vivir, vivir para vivirlas, que el cuerpo se vaya chamuscando en el camino, ¿que si me pesa?, ¿el cuerpo? ¡claro que me pesa! ah, que si me molesta, bueno pero qué le voy a hacer, así también le vendo la pomá, no va a ir a preguntarle usted a cualquier bolsa acerca de la vida, hay que vivir primero, y hay que estar consciente de eso, hay que estar consciente de que uno está vivo y de que claro, hay hartas cosas que uno ha vivido.


¿Ve como pasan los segundos?, siéntalos, uno, dos, tres, cuatro…quizás le falte vivir, vivir de verdad, para poder sentirlos.

2 comentarios:

Sebastián Lehuedé dijo...

me da miedo ese tema. una vez se subió un actor a una micro e hizo un monólogo sobre eso. una vieja le preguntó, en mala onda, para qué decía cosas tan tristes y se armó la media polémica.
yo creo que está bien que lo recuerden. ¡pero no cuando ya tienes ochenta!

mmm una cosa: para de hacer trampa al escribir. uno no repite lo que le dice el otro
¿Si es que me castañean cuando como?
vivirlas, que el cuerpo se vaya chamuscando en el camino, ¿que si me pesa?, ¿el cuerpo? ¡claro que me pesa! ah, que si me molesta,

Pájaro Navegante dijo...

No es trampa, está friamente calculado. la idea era que se tradujera una sordera, no podría preguntarle al viejo así no más ¿le castañean cuando come?