viernes, 2 de noviembre de 2007

Re-reinterpretaciones

El recurso meta pictórico -el pintor dentro del cuadro- de «Las Meninas» no se queda sólo en la técnica. Velásquez, apelando a la teoría platónica del espejo, reflexiona acerca de la capacidad de un artista de interpretar la naturaleza. Pero esta reflexión no se quedó ahí. Siglos después de su aparición, Picasso la retomó dándole vida a «Meninas» de atributos cubistas en 58 lienzos. Hoy día, en el actual «Homenaje a Picasso», que se está presentando en el MNBA hasta finales de enero, el británico Richard Hamilton parafrasea la reinterpretación del cubista. “Picasso’s Meninas” cuestiona lo mismo que, inicialmente, cuestionó Velásquez. Una suerte de re-reinterpretación de la naturaleza, en este caso pictórica, que nos hace recordar las primeras motivaciones del arte.

¿Qué hace en un «Homenaje a Picasso» un parafraseo a Velásquez? Para saberlo es necesario tener en cuenta que Picasso fue defensor, a morir, de los movimientos clasicistas dentro del arte y que esta afición lo llevó, incluso, a pintar 58 reinterpretaciones, en formato cubista, de «Las Meninas» de Velásquez. Pero y por qué «Las Meninas» y no otro icono del arte barroco español o del arte renacentista o del surrealista o de cualquier tipo de arte?



Según las corrientes más academicistas, el arte nace con la misión de reproducir la naturaleza a partir de una necesaria interpretación de la realidad por parte de artista. La gran gracia del original de «Las Meninas», es esta suerte de juego de astucia que propone el mismo Velásquez al receptor. Porque el pintor integra al cuadro a quien lo está mirando. Velásquez se retrata a él mismo dentro del lienzo. Y la pareja de reyes que se distingue en un espejo del fondo, sería la que está, como nosotros, al frente del lienzo. Incluso, sus bustos serían los retratados por el español dentro del cuadro. Qué hay en este cuadro si no el proceso de reproducción de la realidad a manos del artista a vista de todos. Cualquiera puede ver -sintiéndose parte el proceso- cómo un pintor pinta la realidad que tiene frente a sus ojos.


Picasso, en sus 58 versiones de la misma obra, retoma la idea de la reproducción de la realidad pero la usa para plantear, como todo artista moderno, la inexistencia de una realidad única palpable por el hombre, de una representativa del mundo, de una inmortal a los sentidos humanos. Es, quizás, el mismo discurso del que se hizo poseedor Hamilton con su parafraseo a Picasso. Ambos pintores defienden la visión heraclitiana del mundo, la del constante cambio en torno a la representatividad de mundo. El conflicto aquí es el objeto del parafraseo. Porque Hamilton dibujó a Picasso y no a Velásquez dentro del cuadro. Porque hizo merecedor a Picasso de la composición de los reyes Felipe IV y Mariana. ¿Qué es el arte si no una fiel reproducción de la naturaleza?, ¿y qué es la naturaleza si no el resultado de una paráfrasis que no da créditos al pasado?

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