En el 2003 recuerdo haber ido a una presentación de Cuerpos Pintados en el parque Bicentenario. Por haber sido de los primeros encuentros que tuve con la fotografía, quizás no dimensioné bien en ese momento la apuesta que significó para un artista presentar, insertado en un proyecto experimental, una muestra en donde los protagonistas de la obra de arte, de carne y hueso, se presentaban desnudos en un país como Chile.
El taller de Cuerpos Pintados ha buscado evolucionar a nuevas áreas. Quien quiera pintarse lo puede hacer. No hay razas, género ni estatura que pueda frenar el paso a ser pintado. Hoy día el proyecto, sin fines de lucro, ha demostrado que el cuerpo es medio de expresión para todos: no hay mejores ni peores cuerpos, sólo los hay diferentes.
Cuando Neruda da a conocer en su creación a su ave homologa, Pablo Insulidae Negra, pienso en que cada uno debería dar a conocer su ave. En el ballet el bailarín que interpretó a Neruda abrió el cielo de su escenario con “El pájaro yo” de Neruda.
Me llamo pájaro Pablo,
y de claridad confusa,
las alas no se me ven,
los oídos me retumban
cuando paso entre los árboles
o debajo de las tumbas
cual un funesto paraguaso
como una espada desnuda.
Neruda dice que a él las alas no se le ven. Y a quién se le ven?
Los pájaros, disfrazados de cuerpos desnudos, que se deslizaban a solas por los recovecos del escenario lo hacían primero lento. Cuando ya se estaba formando la bandada, comenzaba el sigiloso culebreo seguido del vuelo.
El susurro de una mujer que recitaba lentamente, terminó siendo la mejor alabanza a los flamencos.
Sobre la nieve natatoria
Una larga pregunta negra.
Cisne, Pablo Neruda.
Cuando ya las aves han danzado, migran a conquistar nuevos aires y el poeta de despide de ellas.
“Poeta provinciano,
pajarero,
vengo y voy por el mundo,
desarmado,
sin otrosí,
silbando,
sometido al sol y su certeza,
a la lluvia, a su idioma de violín,
a la sílaba fría de la ráfaga.
Sí sí sí sí sí sí,
soy un desesperado pajarero,
no puedo corregirme
y aunque no me conviden los pájaros a la enramada,
al cielo
o al océano,
a su conversación, a su banquete,
yo me invito a mí mismo
y los acecho sin prejuicio ninguno.
(…)
Yo, poeta popular,
provinciano, pajarero,
fui por el mundo buscando la vida:
pájaro a pájaro conocí la tierra:
reconocí donde volaba el fuego:
la precipitación de la energía y mi desinterés quedó premiado
porque aunque nadie me pagó por eso
recibí aquellas alas en el alma
y la inmovilidad no me detuvo.
El poeta se despide de los pájaros, Pablo Neruda, de “Arte de pájaros”
2 comentarios:
Estuvo muy bueno. incluso cuando los pajaros se fueron a volar.
nos vemos, ¿cuando?
muri!!
que bueno fue verte. Ha sido todo un aprendizaje para mi verte crecer y sentir que alguna vez nuestra ayuda sirvio para que tomaras tu decision con la frente en alto. Asi como esos pajaros maravillosos del ballet, nunca dejes de sorprendernos con tus alas.
un abrazo,
nos vemos con pancho, jaja, ¿cuando?
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